La etnia o pueblo lenca, radicado mayormente en Intibucá, Lempira, la Paz y parte de Comayagua, es como toda la gente hondureña, muy sencilla; de baja estatura y pese a esto, con mucha resistencia física, son personas de tez cobriza, acostumbradas a la madrugada (se levantan muy temprano) y tienen un espíritu de lucha que les permite cumplir en alguna medida sus sueños y continuar persiguiéndolos. Los y las lencas radican mayormente en las montañas, sobreviven a climas templados y a condiciones de subdesarrollo como ausencia de asistencia médica adecuada y educación.
Las condiciones de pobreza en muchas comunidades son extremas. Actualmente la mayoría de las comunidades, especialmente en Intibucá están organizadas en el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras, COPINH , surgido en 1993 con la idea de luchar por el rescate de la cultura, el respeto a la naturaleza y así poco a poco, se ha consolidado un actuar amplio en defensa de la Tierra que les pertenece ancestralmente, el respeto a la autonomía y siempre la armonía humanidad-naturaleza y el cumplimiento cabal de los Derechos Humanos sin exclusiones por razón de raza.
Es así como producto de la lucha de esta organización, Honduras ratifica el convenio 169 de la OIT contentivo de los Derechos Indígenas y Tribales y es también a través de presiones, que incluyen ayunos, huelgas de hambre, peregrinaciones, las comunidades Lencas viven en vaivén de sus conquistas. Esto tiene un precio, actualmente hay cuatro indígenas detenidos injustamente, Leonardo y Marcelino Miranda fueron detenidos en enero de este año sin razón ni causa justificada, aunque se sabe que esto resulta de la lucha que ambos hacen por la defensa de la tierra en el lugar denominado Montaña Verde, que constantemente es amenazada por terratenientes de la zona. La gente Lenca es sencilla, sus mujeres usan aún vestidos de intensos colores con pliegues y pañuelos en sus cabezas. Los hombres con su sombrero y machete. Su madre es la tierra, a ella dedican sus composturas para tener buenas cosechas. El copal y la candela son símbolos y la vara alta es sinónimo de autoridad. Su resistencia es a toda prueba, quizá aún desconociendo la historia de uno de sus caciques, como fue Lempira, llevan la lucha en la sangre.
No toda la región que históricamente fue ocupada por los lencas es hoy propiamente lenca.
Se ha delimitado buena parte de la población lenca en los siguientes poblados y sus respectivas aldeas y caseríos:
Departamento de Lempira: La Iguala (con 14 aldeas y 56 caseríos); Belén (con 2 aldeas y 76 caseríos); La Campa (con 7 aldeas y 69 caseríos); San Manuel Colohete (con 8 aldeas y 89 caseríos); Santa Cruz (con 5 aldeas y 53 caseríos); Erandique (con 14 aldeas y 120 caseríos); San Andrés (con 7 aldeas y 121 caseríos); y Gualcince (con 11 aldeas y 73 caseríos).
Departamento de Intibucá: Yamaranguila (con 22 aldeas y 62 caseríos); las aldeas de Azacualpa y Chiligatoro, Togopala, Quebrada Honda, Monquecagua, Manazapa, Río Grande, Malguara y Ologos; San Marcos de la Sierra (con 3 aldeas y 38 caseríos); y las aldeas de San Nicolás y Río Blanco en el norte del departamento.
Departamento de La Paz: Marcala (principalmente en 2 aldeas y 55 caseríos); Yarula (con 3 aldeas y 31 caseríos); Santa Elena (con 5 aldeas y 82 caseríos); Chinacla (5 aldeas y 24 caseríos); Guajiquiro (con 13 aldeas y 111 caseríos) y Opatoro (con 2 aldeas y 23 caseríos).
Pese a que, tradicionalmente, se ha sostenido que sólo estos tres departamentos son de población lenca, también existen poblaciones en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle.
La población lenca se localiza en los departamentos de La Paz, Intibucá y Lempira. También se encuentran en número reducido en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle. Los lencas viven en más o menos 100 comunidades constituidas por aldeas, caseríos y pueblos.
La mayoría de las comunidades lencas se encuentran ubicadas en las zonas más altas de Honduras, a 1,650 metros sobre el nivel del mar, en tierras improductivas, donde el clima es templado durante casi todo el año. Se estima la población lenca de Honduras en unos 100,000 habitantes.
Según la antropóloga e historiadora Anne Chapman, a la llegada de los españoles, los lencas estaban distribuidos en distintos grupos, constituyendo una considerable población: Care, Cerquín, Potón y Lenca; eran poblaciones que, si bien es cierto estaban aisladas por grandes distancias, se mantenían unidas por lazos culturales y una historia común. Siguiendo el estudio de Chapman, geográficamente los lencas se distribuían de la siguiente manera:
- Care: Intibucá, La Paz, norte de Lempira y sur de Santa Bárbara Cerquín: centro y sur de Lempira y sur de Intibucá.
- Potón: El Salvador, al oeste del río Lempa.
- Lenca: departamento de Comayagua, oriente de La Paz, centro y sur de Francisco Morazán, incluyendo probablemente la capital de Honduras (Tegucigalpa). Los lencas estaban también en el valle de oriente donde colindaban con los otones de El Salvador.
A cada grupo correspondía un territorio bien delimitado, repartido en cacicazgos. La población bajo el mando de un cacique se organizaba en pueblos. Al momento de la Conquista había por lo menos 500 poblados, existía una casta sacerdotal y una de nobles de guerreros. Las guerras eran frecuentes entre los diferentes señoríos; pero ente los que hablaban la misma lengua, o sea, los cuatro grupos principales, hacían pactos temporales de paz, vestigio de los cuales ha llegado hasta hoy la tradición del Guancasco.
De acuerdo a datos históricos, antes de la llegada de los españoles, los lencas y los demás grupos indígenas que habitaban la región estaban gestando su propio proceso histórico. Los relatos acerca de las "Cuentas guerras", dejados por los cronistas coloniales, dan fe de una efervescencia política que tendía hacia la unificación de las provincias y hacia la consolidación de poderes hegemónicos. Las relaciones de producción comunal primitivas.
Dos características socioeconómicas básicas inducen a Chapman a definir como mesoamericanos a los lencas: a) La estratificación de la sociedad en nobles, vasallos y esclavos b) La agricultura de cultivo de especies que se reproducen por semilla.
La Conquista y Colonización española de Honduras consistió en un proceso de destrucción violenta de la organización económico-social de los pueblos indígenas. en el caso concreto de los lencas, de acuerdo a los cronistas, la conquista no fue fácil, pues resistieron por más de veinte años.
La acción de resistencia más importante fue la conocida como: La rebelión de los lencas, encabezada por el cacique Lempira en el año de 1537. Lempira, que significa "Señor de la Sierra", forjó la unidad de todo el pueblo lenca (Cares, Cerquines, Potones y lencas propiamente dichos) alrededor de una confederación de tribus organizadas para luchar contra los conquistadores. Lempira fue nombrado jefe de la resistencia, y con un ejército que fue integrado por cerca de dos mil combatientes, inició la lucha que, según fuentes históricas, se prolongó por más de seis meses.
Los lencas dieron batalla en el área que hoy comprende el río Cucuyagua y el río Ulúa. La fuerza indígena se centró en los peñones de Congolón, Coyucutena, Piedra Parada, Cerro del Broquel y Cerquín, en el actual departamento de Lempira. Cerquín, según las evidencias históricas, se constituyó en el centro de operaciones de la resistencia lenca. Los cronistas españoles señalan que "toda la tierra se había alzado y rebelado al tiempo que se alzó el dicho peñol".
Los lencas representan en la actualidad una población indígena que tiende a desaparecer, producto de la constante ladinización, la pérdida de su lengua y, con ello, y la pérdida de gran parte de sus rasgos culturales.
Lengua
Esta se extinguió en las últimas décadas del siglo antepasado y las primeras del siglo pasado. Pueden encontrarse aún algunos ancianos que recuerdan palabras lencas que oyeron de sus padres o abuelos, pero el idioma vivo ha dejado de existir. Aunque existe la posibilidad de que algunos ancianos hablen la lengua, muestran gran celo para revelarlo. La población en general ya no muestra ni evidencias de la posibilidad de rescatar una lengua estructurada. Los lencas de la región hablan el español como lengua materna, aunque su manera de expresarse revela resabios del idioma perdido en la sintaxis, en la entonación y en el léxico. así como muchos mexicanismos, especialmente palabras nahuas. Además, su forma de hablar es rica en arcaísmos castellanos.
Religión
Para los lencas, la religión es el cuerpo totalizador de su cultura. Profesan el catolicismo como lo hace la gran mayoría de la población del país, no obstante, de una forma muy propia: ellos la reconocen como "la religión antigua" y la diferencian conscientemente de la ortodoxia católica. De la religión antigua han perdurado prácticas y concepciones que justifican esta diferencia. La religión antigua, altamente conservadora posee profundas alteraciones de los proyectos católicos. (Por ejemplo: asocian a Cristo y la virgen María como el padre y la madre formadores). Esta inclusión de elementos autóctonos es lo que la caracteriza.
Practican sacrificios de animales o "composturas", como ellos los llaman, para agradecer o pedir perdón a los ángeles y a los santos; guardan con celo en su memoria pasajes de la "historia divina" que no aparecen en la Biblia, de cómo Dios formó las nubes, el maíz y el mundo.
Los lencas representan en la actualidad una población indígena que tiende a desaparecer, producto de la constante latinización, la perdida de su lengua y con ello, el desaparecimiento de gran parte de sus rasgos culturales.
Religión de los Lencas
El Universo religioso de los campesinos de tradición lenca es el fruto del traslape-asimilación del catolicismo español colonial y las creencias prehispánicas. Los rasgos básicos del universo religioso mesoamericano, lo que confirma la tesis de la filiación mesoamericana de los lencas, cuyos rasgos básicos característicos son:
- Visión animista de la realidad.
- Estructuración jerárquica de las entidades espirituales.
- Realización de oraciones complejas, de ritos de ofrenda, pago, enmienda, etc.
- Nahualismo.
- Shamanismo muy reducido.
Para los lencas, la religión es el cuerpo totalizador de su cultura.
El culto, de las Varas o "Majestades" son el símbolo fundamental de su unidad. Las personas que poseen cargos, constituyen el cuerpo de autoridad que se extiende a todo el municipio. Dicha autoridad es política y cultural, por lo que la vida de la comunidad descansa en estos cargos; los responsables organizan las fiestas religiosas (celebración del Guancasco, la compostura del maíz común, colectas de limosnas), velan por los títulos de tierras y, en general, por la vigencia y el respeto de la tradición.
El Guancasco representó una fiesta de encuentro entre dos pueblos dispuestos a realizar un pacto de paz. Ahora es el encuentro de dos pueblos, uno recibe al otro en el marco de la fiestas patronal. Llegado el día de la visita, salen las autoridades religiosas caminando y llevando a cuestas la imagen de su Santo Patrón, acompañados con músicos que tocan el tambos y la flauta, quienes también llevan una bandera. Uno de los músicos marcha disfrazado con una máscara de madera llamada grancejo. Avanzan ejecutando música y el pueblo huésped recibe a los invitados. Al llegar al pueblo. se dirigen a la iglesia, donde saludan a la imagen festejada y luego los invitados ubican su propia imagen que, permanece en el local durante los días de festejo.
En los siguientes relatos se pueden apreciar directa o indirectamente. Los elementos constitutivos de su cosmovisión. Origen de plantas y animales.
Elementos Míticos De los Lencas
El cacalote como descubridor del maíz. Cacalote es un ave parecida al zopilote. Tiene la costumbre de sustraer mazorcas de maíz de los bultos cuando se está cosechando y se las lleva para las cuevas, cuando el maíz escasea, las saca para comer.
El cusuco y el tacuacín. Como descubridores de las nubes. El cusuco y el tacuacín, cuando estaban escarbando, se encontraron por casualidad con las nubes encerradas en unas tinajas de barro y, cuando las quebraron, liberaron a los nubes y se apropiaron de ellas, pero, al darse cuenta los ángeles de este acontecimiento, los capturaron y se las quitaron.
Los ángeles. Los ángeles constituyen un complejo de divinidades, que tienen asignadas diferentes funciones, como son: traer la lluvia, los vientos, la fertilidad de la tierra, los males etc. Manifiestan su presencia a los humanos a través de rayos (ángeles); cuando caen sobre algún árbol, los habientes próximos a propietarios del predio deben practicar una ceremonia de compostura con el fin de reconciliar las relaciones con estos seres sobrenaturales.
Los ritos y los relatos con implicaciones míticas relacionadas con ángeles condicionan la vida concreta y la vida espiritual de los indígenas lencas más tradicionales y conservadores de su cultura, aún participando activamente en los movimientos evangelizadores oficiales, sobre todo, los promovidos por la Iglesia Católica. El sentido y función de estos elementos sobrenaturales son mejor comprendidos por ellos y, además, están estrechamente ligados a su vida cotidiana concreta. Estos seres sobrenaturales son capaces de provocar verdaderas catástrofes personales, familiares y comunitarias, por lo que para aplacar su ira es necesario realizar complejos rituales en su honor.
Las chalchiguas. Estas son unas piedras verdes, talladas (jadeítas), que producían suerte. Los indios las guardaban en unas calabazas, pero cuando vinieron los españoles la gente comenzó a creer en Santiago (se hicieron católicos) y las chalchiguas dejaron de producir suerte. Viendo esto, los indígenas las enterraron bien profundo y van a salir hasta que la gente deje de creer en Santiago (dejen el catolicismo).
Los naguales o espíritus protectores constituyen un complejo de relaciones establecidas entre el hombre y los animales protectores. Cada individuo nace con un nagual predestinado y su vida está íntimamente relacionada con la del animal que es su nagual. Sus ciclos de vida y muerte están concatenados de tal manera que, si sucede algo al nagual, los efectos también se hacen sentir en la persona cuyo nagual ha sido afectado por alguna enfermedad, herido o golpeado. Para el caso, cuando una persona está enferma se dice que su nagual está débil.
El nagual se puede conocer a través de diferentes acontecimientos, como características o síntomas en las personas que identifiquen semejanzas con algún animal.
A nivel de las actuales investigaciones se considera como territorio lenca al momento de la Conquista, las regiones sureñas, central y occidental de Honduras, además de toda la región oriental de El Salvador hasta el río Lempa que actuaba de frontera entre los Lencas y los Pipiles (Mapa n.3). Se supone que después de la Conquista grupos lencas se refugiaron en la zona de los actuales departamentos de Olancho y El Paraíso, para huir de los Españoles, y esto explicaría que cronistas del siglo XVII reporten de grupos de habla lenca en esta regiones.
Como anota Anne Chapmann, el documento más antiguo donde hallamos el término lenca como «partido» es de 1591. Como lengua el término lenca aparece por primera vez en 1632. Se anota que la mayoría de los lencas eran bilingües en cuanto también hablaban el Nahua. Hasta hoy no hay una identificación clara de la familia lingüística a la cual pertenece el Lenca, que ya se ha vuelto una lengua muerta y de la cual se conserva poco léxico. Algunos le atribuyen una filiación chibcha, otros maya, se va reforzando la hipótesis de una relación muy temprana con el Quiché. De los documentos coloniales se deduce que el pueblo que hoy llamamos lenca estaba conformado por 4 grupos hablando variantes de la lengua:
- CARE: en el Depto. de Intibucá, La Paz, norte de Lempira y sur de Sta. Bárbara.
- CERQUIN: en el Centro y Sur de Lempira, en del Sur de Intibucá.
- POTON: en el Salvador Oriental, este el río Lempa.
- LENCA, en el Depto. de Comayagua, Oriente de La Paz, Centro y Sur del Depto. de Morazán, en el Depto. de Valle y en la parte Oriental del Depto. de Choluteca.
A cada grupo correspondía un territorio bien delimitado, repartido en cacicazgos. La población bajo de su cacique se organizaba en pueblos, al momento de la Conquista había por lo menos 500 poblaciones. Había una casta sacerdotal y una de nobles y de guerreros. Las guerras eran frecuentes entre los diferentes señoríos, pero entre todos los que hablaban la misma lengua, o sea los 4 grupos principales, hacían pactos temporales de paz, vestigio de los cuales ha llegado hasta hoy con la tradición del Guancasco, ceremonia solemne entre dos pueblos que implica visitas mutuas, en ocasión de las respectivas fiestas patronales, con celebraciones religiosas alrededor de la figura de los Santos patrones.
En cuanto a la agricultura era la característica de los pueblos mesoamericanos, la práctica de roza y quema, con cultivo de granos y otras especies que se producen por semilla, en contraposición a la agricultura con especies que se producen vegetativamente de las culturas de bosques tropicales húmedos. En particular maíz, frijol, chile, jícama, cacao, ayote.
Practicaban el nahualismo y celebran muchos ritos agrarios tal como siguen haciendo hoy. Las mujeres tejían el algodón y producían alfarería.
Dos características socioeconómicas básicas inducen a Chapmann a definir como mesoamericanos los lencas; primero, la estratificación social en nobles, vasallos, esclavos, y segundo la agricultura de cultivo de especies que se reproducen por semilla, logrando una producción relativamente alta - dos cosechas al año que permitieron la concentración de la población en pueblos relativamente grandes.
La «nahuatización» de los lencas, ampliamente observada por cronistas de la época colonial, puede haberse producido después de la Conquista por motivo de la llegada y asentamiento de guerreros y grupos nahuas traídos por los españoles para conquistar y mantener bajo control los nuevos territorios.
Pasamos a la aldea de Mejicapa, junto a Gracias, a la veneración de la Virgen de Guadalupe y al baile de los Negritos en Comayagua, sin mencionar toda la toponimia nahua que abundan en territorio lenca. Tan poco se puede excluir una influencia nahua prehispánica, debido a los famosos comerciantes, los pochtecas, a inclusiones armadas y asentamiento de grupos migrantes.
Los lencas opusieron resistencia a los españoles, aprovechando la geografía escabrosa de su territorio y los famosos peñones, fortalezas naturales. Uno por uno los grupos se fueron retirando a las partes más montañosas dejando a los conquistadores los Valles. Sobre todo en Occidente, la misma naturaleza del territorio y tal vez la falta de mayores incentivos, hicieron que el control y presencia españoles no fueran tan fuertes y continuos, dejando relativamente tranquila la población en su aislamiento.
Para la población que actualmente vive en el antiguo territorio lenca tal como lo hemos delimitado, se puede hablar de grupos bastante diferenciados que comparten una misma cultura campesina de tradición lenca, conservando parte de los rasgos culturales, sociales y económicos propios de sus antepasados y habiendo creado con el transcurso del tiempo un nuevo universo cultural común, fruto de choque y fusión del mundo lenca con el mundo hispano-católico.
Desde comienzos de este siglo la lengua lenca ha dejado de existir como instrumento vivo de comunicación en la mayoría de las comunidades, quedando cierto número de hablantes aislados hasta hace unos 10 años. La pérdida del lenca ha ocurrido en el lapso de dos generaciones, los abuelos de los ancianos de hoy, nacidos a finales del otro siglo, usaban comúnmente el lenca en la comunicación a nivel familiar y de la comunidad y dominaban algo de castellano para dirigirse a gente de afuera y después a sus mismos nietos.
Sus hijos entendían correctamente el idioma pero podemos definirlos como hablantes pasivos, normalmente preferían expresarse en castellano al interior de la comunidad y con sus hijos. Estos, que son los actuales ancianos, crecieron comunicándose en castellano con sus padres, con sus abuelos y demás gente, sin aprender el lenca ni poderlo entender a parte una que otra palabrita, habiéndose vuelto la lengua, como los demás rasgos culturales propios, símbolo de atraso, obstáculo para el desarrollo de la persona y de la comunidad. Esta pérdida de la lengua propia ha seguramente provocado una aceleración en el proceso de aculturación. Tal como ha sido analizado por investigadores del Depto. de Letras de la UNAH, en el caso particular de Guajiquiro, el lenca queda fuertemente presente a nivel de substrato en el léxico y también en la sintaxis, o sea que ha habido una apropiación del castellano por parte de la cultura lenca para seguir expresándose según categorías propias aunque deformadas.
Dentro del área tomada en cuenta, la región sureña y occidental son consideradas zonas marginales con respecto a los polos de desarrollo del país. El patrón de asentamiento es disperso o con pequeños caseríos y aldeas. En toda el área se práctica una agricultura de subsistencia con producción de granos básicos. También se acostumbra la cría de animales menores, sobresaliendo por muy antiguo y tradicional la cría de pato y del guajalote (pavo americano). El trabajo artesanal es muy difundido, sobre todo el Sur y a nivel de autoconsumo o mercado vecinal proporciona los objetos básicos: albañilería, carpintería, cestería, alfarería, etc. Es remarcable la existencia, también sobre todo el Sur, de una industria alimenticia casera muy diversificada y activa, particular la panadería que utilizando el horno de leña, elabora infinidades de productos a base de maíz y trigo para vender en el vecindario.
La gente se organiza en patronatos, religiosos y no, en comités celebrativos, políticos, ocasionales. Hay un alto índice de analfabetismo y de deserción escolar. La cultura festiva está ligada a las celebraciones religiosas: eventos privilegiados en los cuales se encuentra todo tipo de intercambio social, cultural, económico. Hay varias categorías de eventos religiosos, tales como la celebración del Santo Patrón, romerías a centros religiosos extra regionales, celebraciones cristianas, varias de las cuales se han sobrepuesto a antiguas celebraciones, ritos agrarios de origen lenca. El sinnúmero de cuentos a cerca de duendes, encantos, espantos, etc., atestigua la sobrevivencia de creencias, rezago de la cultura lenca con las cuales, conjuntamente al respeto de muchas costumbres también antiguas, la gente sigue interpretando y ordenando el mundo hasta hoy. En algunos pueblos sigue la costumbre del Guancasco, como en Yamaranguila, La Campa, Liure, etc. Sobre todo en el caso de algunas comunidades de Occidente, se puede observar la perduración de un universo cultural de fuerte influencia lenca aún coherente y agregante, capaz de explicación, dentro del cual se sitúa el individuo, su significado.
Tradiciones
EL GUANCASCO
Este es uno de los elementos de nuestra herencia popular, la que, a juicio de Giselle Chang y Fernando González, “es el fundamento de la identidad cultural de un pueblo’. El ámbito geográfico donde existe con más fuerza esta tradición es la Suroccidental de Honduras, habitada por lencas. Entre los numerosos especialistas que se han ocupado de su estudio se encuentran Richard Adams y Doris Stone.
¿Qué es el Guancasco? El investigador hondureño Mario Ardón lo define de la siguiente manera: “consiste en encuentros recíprocos realizados entre dos pueblos, con la participación de sus habitantes y líderes naturales, religiosos y políticos, para reafirmar los lazos de amistad o reconciliar sus diferencias’’. En Yamaranguila, como informa el folklorista Jesús Muñoz Tabora, se hace también un tipo de Guancasco que únicamente tiene el propósito de impetrar, con motivo de alguna fiesta religiosa, la ayuda del santo patrono en los problemas de la aldea.
El “Guancasco de la Amistad” se efectúa cada año alternando las visitas entre los dos pueblos que han hecho el compromiso respectivo. Esta ceremonia tiene un doble carácter: es civil, por cuanto busca ratificar la amistad entre dos comunidades; y es religiosa, ya que durante ella se exalta a los santos patronos de los pueblos involucrados.
ORIGEN
El Guancasco demuestra una doble procedencia. Es autóctono y es hispánico resulta indudable que en fechas precolombinas existieron ritos para confirmar la amistad y las alianzas entre distintas aldeas indígenas. Eso nos confirma el Guancasco mismo, ya que, al combinar la danza con el rezo, pone en evidencia no pocos elementos prehispánicos, entre ellos el uso de máscaras y el estilo de los bailes. Es probable que después del encuentro de ambas culturas, nuestros indios continuaran practicando el rito de la amistad, pero incorporándole el detalle católico para hacerlo aceptable a los ojos de los sacerdotes.
Así ha logrado conservarse desde la Independencia hasta nuestros días. Sin embargo, los párrocos actuales mantienen una permanente censura contra el Guancasco por mezclar las prácticas “paganas” con el culto cristiano, y también por el consumo generoso de la chicha durante el desarrollo del mismo. A consecuencia de tal actitud quedan pocas aldeas lencas en las que se continúa la práctica de esta ceremonia. Por ejemplo, la celebran Yamaranguila e Intibucá, La Campa y Colohete; pero ya no lo hacen, o lo hacen muy ocasionalmente, Gracias y Mejicapa, Gualmaca y Eran- dique, Santa Elena y Marcala, Texiguat y Liare.
EL GUANCASCO DE YAMARANGUILA E INTIBUCÁ
Dice Stone que éste es el más puro que existe en Honduras, pues, a pesar de los siglos que tiene de practicarse, son reducidos los elementos nuevos que han sido incorporados al mismo. Ello podría deberse al aislamiento en que se encuentran estas comunidades y a la gran concentración de habitantes indígenas en el área. Yamaranguila tiene como patrono a San Francisco de Asís e Intibucá a la Virgen de la Candelaria. El guancasco se efectúa durante los días consagrados a cada uno de estos santos, pero también en otras fechas importantes para la Iglesia, sobre todo cuando se trata de guancascos puramente conmemorativos: 1 de enero velatorio en la Alcaldía Municipal; 15 de enero. fiesta del Señor de Esquipulas; 20 de enero, fiesta de San Sebastián; 3 de mayo, día de la Santa Cruz; 15 de mayo, fiesta de San Isidro; 31 de mayo, fiesta de las flores; 13 de junio, día de San Antonio; 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís; 13 de diciembre, día de Santa Lucía; y 24 al 31 de diciembre, fiestas de navidad y año nuevo.
LA CEREMONIA
El guancasco es ejecutado por un pequeño grupo, conocido como la Auxiliaría de la Vara Alta, en el que participan indígenas expertos en la ceremonia y a los que llaman las autoridades edilicias cada vez que ello es necesario. Sus miembros son los siguientes: 4 vareros, uno de los cuales porta la Vara Alta de Moisés; 1 gracejo, quien lleva un bastón zoomorfo, en forma de cusuco; 1 pitero ó encargado de tocar la flauta de carrizo; 1 maraquero ó responsable de la sonaja de semillas, quien se cubre con una máscara; y 2 pendoleros, es decir, los que llevan los estandartes. Cuando la ceremonia es entre dos comunidades, los respectivos santos son llevado con bailes hasta la mitad del camino que une a las aldeas participantes. Allí hay intercambio de imágenes para continuar luego hasta la
Iglesia del pueblo anfitrión, en cuya Iglesia se invoca la ayuda de los dos patronos.
Después se brinda con chicha y se comen colectivamente las viandas preparadas al efecto.
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